¿Te vas o te quedas?

“El mundo nunca volverá a ser como antes”. Esta frase ha sido de las más repetidas durante los últimos meses y casi nadie duda que así va a ser. Podríamos analizar desde diferentes aristas la que se convirtió en la afirmación favorita de la élite que gobierna este planeta y de sus esbirros en los medios de comunicación, pero lo que aquí nos atañe es traer a la luz lo que realmente está sucediendo más allá de los cambios que se avecinan en lo social, político, económico, geoestratégico, tecnológico, medio ambiental, conductual, genético y en todo aquello que sostenía a la civilización que está colapsando.

Sin afán de pecar de reduccionista, básicamente lo que está sucediendo es que la luz en este plano se está extinguiendo, es decir, pronto ya no habrá seres de luz en el planeta Tierra. El proceso de colonización llegó a su punto culminante y los contrapesos que hubo en siglos anteriores, ahora no son más que esfuerzos individuales por la supervivencia más que un equilibrio real de fuerzas.

Quienes me acusan de pesimista refutan que es imposible que se rompa el equilibrio natural que existe en el universo (o multiversos). Y coincido con ellos de cierta manera, sin embargo, debemos buscar esa paridad de fuerzas fuera del planeta para entender lo que pasa dentro. La Tierra se perdió –cualquiera que tenga luz en su corazón lo sabe– y la humanidad se convirtió en una fuente que emana una cantidad de oscuridad importante. No obstante, la luz ha persistido y a pesar de tenerlo todo en contra encontró la manera de consolidar una unión sin precedentes a nivel galáctico que representa el contrapeso auténtico para lo que pasa aquí en la Tierra y en otros planetas de la galaxia que corrieron con la misma suerte. 

Estas palabras son muy difíciles de procesar para la mente humana que fue programada siglos atrás para percibir como real solo aquellas “verdades” que la ciencia al servicio del poder acepta como tales; para aferrarse a la vida y albergar una esperanza permanente de que las cosas mejorarán algún día; para someterse a los designios de un “ser superior” que creó todo esto con base en un plan perfecto que la humanidad en su infinita ignorancia y egoísmo estropeó, pero que pronto será salvada sin tener que mover un dedo…

Son pocas las personas que realmente aceptan que cada vez hay menos luz en este planeta, y quienes lo hicieron tuvieron que atravesar una dura crisis para derrumbar todos los paradigmas que conformaban su estructura y su programación de origen. Ese proceso no es nada fácil, menos en los tiempos donde predomina un nivel de inmadurez psicoemocional y existencial obscena. Solo los verdaderos locos están dispuestos a adentrarse en los parajes más profundos del sí mismo más allá de la mente y la materia. Muy pocos están dispuestos a renunciar a las exigencias de la vida mundana para ir en busca de la conciencia en su más puro estado. Solo un puñado de mujeres y hombres están dispuestos a desafiar en su interior todo lo establecido y a emprender un camino solitario y agreste como ningún otro. ¿Y todo para qué? ¿Para encontrarse con que aquí ya valió madres todo y la única manera de estar realmente bien es saliendo de aquí? No suena atractivo, ¿verdad? Por ello afirmo que solo los locos se avientan a este vacío, mientras que las grandes masas se ahogan en la obstinada búsqueda de una comodidad cada día más incómoda y de una felicidad cada vez más infeliz.

Y esto, precisamente, representa una elección. Si bien construimos nuestra realidad con cada decisión que tomamos, en estos tiempos está en juego algo más que eso: las elecciones que tomas hoy determinan tu identidad y, por ende, tu destino. En otras palabras, lo que está sucediendo en el planeta desde el 2018 es que cada uno de los seres vivos está eligiendo lo que quiere ser -luz u oscuridad- y está decidiendo entre quedarse en este plano en decadencia o ir a dónde pertenece.

Durante siglos de colonización coexistimos en la Tierra seres de luz y de oscuridad, cada cual viviendo de acuerdo a su manera de interpretar la existencia. Ahora que las tinieblas se impusieron, hay dos opciones: quien se identifica con lo mundano y renuncia a la conciencia (a la auténtica, no a la que se compra en Amazon y se difunde en Instagram), está eligiendo consciente o inconscientemente permanecer en la prisión eternamente. Quien motivado por la llamada de su conciencia vive obrando desde la luz y el amor (el auténtico, no el que se aprende en Disney y se presume en Facebook), está eligiendo aprovechar la última oportunidad para subirse al tren de regreso a casa. La oscuridad se queda en la oscuridad y la luz, o se vuelve oscura y se queda en la oscuridad, o se va a donde se vive desde la luz. Y tú, ¿te vas o te quedas?

Leer Artículo anterior de Félix Hompanera:

2 comentarios en “¿Te vas o te quedas?”

  1. Para hablar «entre nos», dado que de ninguna manera nos integramos para «ser entre nos», te pregunto… ¿y tu sabes EXACTAMENTE qué hacer? Yo NO! Sé perfectamente lo que pasa. Sé cuan imposible es impedir ni individual ni colectivamente, lo vaticinado. Sé que lo único que queda es articular con ese futuro transhumano que le espera «de castigo» a la humanidad. Y yo, solo, sin que ni mis hijos me sigan, estoy consecuentemente con mi luz prendida en un mundo de ciegos, sordos Y mudos. A menos que por obra y gracia de la voluntad férrea, en el momento menos esperado, se abra el portal a la siguiente realidad, como premio por haber estado en lo cierto! A ver si alguien mas se digna en enriquecer estoa comentarios. No wue la infinita sabiduria de tantos, solo calla ante la impavidez.

  2. Pingback: ¿Qué es “salir de la prisión”? - Proyecto Cabán

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