El haber entregado nuestro cariño y cuidado a amistades, romance o proyectos que no nos correspondieron de la misma forma o que no se concretaron, no es tiempo perdido, pues ese amor y tiempo nos alimentaba a nosotros también, porque a veces solo podemos vernos a través de la otra persona, y aprendemos al entregar todo lo que guardamos con tanto esmero. Celebremos lo compartido porque en el trayecto descubrimos lo que significaba para nosotros esa estrella en el camino a la que queríamos llegar.