“Si no les cuento de aquel ángel que labora
en la escultura de su musa, que devora toda masa de vacío, aplasta cuál locomotora y yo loco como horas, me alimento y usa excusas de que me he servido ilusas mentes por hacer mejoras.
Que me quita y las transforma en su particular miseria, que es la forma que medita en la materia. Colecciona ahora la histeria de una humanidad confusa y es la musa, manipuladora,
en sus instantes de creadora. Que genera lo que temen y la ignoran, pero entra en nuestra mente inspiradora para hablar mediante el arte, en esta parte de la historia, donde entiende quién comparte la intuición de la memoria.
Es la astucia lo que llama
y es la llama la que anuncia. Un fuego electrizante quema el humo y arde y arde, luego magnetismo iman que tarde, pero gravemente regresa a este suelo que arde. Que martirio, que manera que mantiene el juego de una tarde naranja y una marea púrpura y su franja roja. Sí, soy yo quién de su alma los despoja, y la lavo y pura encarna en ustedes mismos con la única intención. Lo que tomo lo regreso ya sacado del abismo, pero mantenerse fuera del espejismo será su decisión, recordar, recordar y recordar que como ya no son, siempre hemos sido el mismo.”
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