INTRODUCCIÓN
Empecemos con un cuento… porque todo es como un cuento, pero me inquieta aclarar que soy un escritor no leído, como un libro abierto con páginas en blanco… ¡por eso, empiezo con un cuento que no es mío, (solo la forma de contarlo en letras)!
Allá en la selva del Rancho Grande, entre tantos animales, había un monito parlanchín. Este tal monito, una vez de tantas que amanecía eufórico y lleno de endorfinas, desde lo alto de un arbusto, encaramado y bien agarradito con manos, patas y cola, gritaba a cuanto animal pasaba abajo. Pasó la manada de bueyes de agua y les dijo…”¡yo soy el rey de la selva!”. Pasó un montón de gacelas y otra vez, lleno de entusiasmo… “¡yo soy el rey de la selva!”, y así sucesivamente a cada conglomerado de hermanos salvajes les repetía el mismo anuncio. En eso, como por arte de magia, e inesperadamente, aparece él, el tal león. Y, con una sobrada parsimonia, viendo fijamente a los ojos de la monada de chango, le dice… “¿qué estas gritando mico?” … a lo que en muy bajo tono contesta, hoy si lleno de humildad… “POS AQUÍ, COMO VE USTED, ¡HABLANDO BABOSADAS!”
Esta infidente narrativa expresa mis particulares vivencias que han impreso memoria en mí y se describen con el único deseo de compartirlos con lectores, no sin antes aclarar que, en distintas oportunidades, he transmitido pensamientos o muy cortos, o muuuuy largos con amistades pero solo en dos o tres oportunidades recibí un mensaje compartiéndome opiniones. Y, a menos que yo especifique expresamente al final de cada relato compartido, alguna sugerencia recibida, ha sido casi imposible que se me haya enriquecido con un diálogo o complemento o, aunque sea un comentario a mi interés de decir y hacer letras… ¿Será que no saben leer? ¿Será que no entienden? ¿Será que creen que estoy siendo fanático de algo que no coincide con ellos? El hecho es que dada la importancia que para mi persona tiene lo que mi coco emite, y que, ante tanto silencio, mi orgullo me empuja a que insista y lo haga público; aquí les va el milagro, que disfruto de estar vivo y disfrutando vivir y ser infidente.