La Ignorancia de Nosotros Mismos

Es muy cierto que somos un pueblo ignorante de sí mismo, producto de una colonización mental, cultural y económica de cinco siglos. Sin embargo, somos hijos de una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad, y en general, el pueblo no lo sabe ni le importa. Desde 1824, el Estado mexicano se ha propuesto de manera irracional, desaparecer la civilización del Anáhuac con 9500 años de historia antes de la invasión, y en su lugar imponer el nombre de México, al país del milenario Anáhuac, a sus ciudadanos llamarlos mexicanos-mexicas-mestizos en vez de anahuacas, y a la milenaria historia, acortarla a solo 196 años de la historia de los mexicas y la gran Tenochtitlán, historia que llaman colonizadamente “prehispánica”.

Mientras este país no recupere su memoria histórica y su identidad cultural ancestral, seguiremos perdidos en el laberinto de la desolación de ser extranjeros ignorantes en nuestra propia tierra. Buscando una identidad en el extranjero y menospreciando la identidad propia. Seguiremos siendo explotados, sin autoestima, derrotados, incapaces e impotentes. Así nos quieren, así nos necesitan el sistema.

He escuchado varias veces al presidente decir que, “México tiene muchas civilizaciones, con mucha cultura y valores”. Esta afirmación, tan repetida por AMLO, demuestra el desconocimiento de la historia ancestral. En el Anáhuac, solo existe una civilización, con muchas culturas diferentes en tiempo y espacio, pero todas pertenecientes a una misma civilización. El presidente es un experto en los siglos del periodo independiente, en las luchas de los criollos conservadores contra los criollos liberales. Por eso su 4T, no contempla los 9800 años anteriores, para él, la nación inicia en 1824, con la creación de la República por un puñado de criollos y gachupines que hacen las pases después de 11 años de guerra por el poder colonial, donde quedan excluidos los indígenas que, en ese entonces, como hoy mismo, son la mayoría del pueblo; porque el INEGI afirma que son el 6% de la población es indígena, porque hablan una lengua ancestral, y los demás NO SON INDÍGENAS, son mestizos-mexicanos-modernos.

Pero, lo que llaman México, tiene que ser entendido con todos sus diez mil años de desarrollo humano, con su historia y culturas, de no ser así, solo se queda en el “México imaginario” del Dr. Bonfil Batalla. Los cimientos milenarios de este país son producto de una civilización muy antigua, como la de China o la India. Resulta una verdadera insensatez, pretender negar y desparecer una civilización. Como ejemplo, podemos mencionar el zoroastrismo, la primera religión manteísta de la humanidad, de donde se desprenden las religiones “del libro”, que el islam pretendió desaparecer de lo que fue la Mesopotamia y sigue viva, aún en Irak, India y E.U.

El día que recupere el pueblo su memoria histórica y su milenaria identidad cultural, se acabara la fantasía del México imaginario, y volveremos a ser nosotros mismos, volveremos a nuestra esencia. Podremos alcanzar la plenitud armónica, no con las ideas de Europa o cualquier otra parte del mundo, sino con la sabiduría “propia-nuestra”, con La Toltecáyotl, que no se ha extinguido, que sigue latente en nuestro inconsciente colectivo. El dragón chino durmió un sueño colonial de dos siglos, pero ya despertó. Nosotros también lo podemos y debemos hacer.

México es una neocolonia disfrazada de república. El sistema de castas sigue vigente, pero escondido en la hipocresía social, en el abuso y la explotación de los morenitos, porque seguimos siendo racistas y clasistas. Con la creación de la SEP en 1921, los niños indígenas se convirtieron en mexicanos-mexicas-mestizos-modernos, con un himno nacional, una identidad nacional, una lengua nacional y una identidad cultural nacional. El objetivo del Estado es desaparecer la pluralidad cultural, lingüística y étnica, en síntesis, desparecer la noción de pertenecer a la civilización del Anáhuac. Somos, según ellos, un país mestizo en donde los criollos (ellos) son los que gobiernan y se benefician.

La India y China, civilizaciones tan antiguas como la nuestra, basan su esencia de ser y su aspiración al futuro, justamente en su pasado. Aquí, los criollos hacen lo contrario. Imagine usted que viaja a la India con el deseo de conocer su milenaria civilización, y que el indio que lo atienda presuma a su abuelito inglés, y que, a su milenaria historia, de 1800 para atrás, le llame, “Historia Preinglesa”. Así de mal estamos nosotros con la historia prehispánica, precortesiana, precolombina, el imperio azteca, el rey poeta Nezahualcóyotl, la princesa Donají, Mesoamérica, indios, indígenas y originarios. Muchos eufemismos y atrocidades para no decir Anáhuac y anahuacas, para no reconocer nuestra existencia.

Investigando las civilizaciones, vi un documental sobre la vida de Buda. Lo más interesante, es que la historia de Buda está viva en el pueblo en pleno siglo XXI, en la escuela, en la calle, en el templo. Los indios viven su cultura ancestral, los invito a disfrutar el documental: https://youtu.be/dhoYr8WkjHM En el mismo ánimo, vi otro video sobre la vida de Confucio, lo mismo: https://youtu.be/-3rs25HFCz4 En los dos se trata con respeto las figuras filosóficas de estos personajes, más allá de que fueran personas verdaderas o mitos, lo importante es que forman parte importante de la estructura popular de conocimiento y conciencia de ser, de estos dos grandes pueblos.

En nuestro país no es así. La “historia prehispánica”, está en manos de expertos, muchos de ellos extranjeros. Esta historia no tiene pies ni cabeza, porque parten de dos supuestos colonizadores: El primero, es que fueron pueblos atrasados, agrícolas y guerreros, que ya no existen. El segundo, es que basan sus afirmaciones, en lo que ellos laman, “las fuentes históricas”, es decir, lo que escribieron los invasores sobre el mundo de los invadidos. Gente con un pensamiento de la Edad Media, pero, además, personas que venían a robar, a asesinar y hacerse ricos. Misioneros que venían a destruir y erradicar una espiritualidad de más de tres mil años. Fanáticos e ignorantes, incapaces de entender una civilización mucho más avanzada y sutil, que la de la Europa medioeval. Finalmente, busqué un video sobre Quetzalcóatl, y me encuentro con un verdadero bodrio, no solo por el contenido colonizador y despreciativo, sino con una ignorancia absoluta y falta de voluntad de ver algo bueno en la cultura de los vencidos-primitivos. La academia sigue haciendo la versión de los vencidos escrita por los vencedores. Si no me cree, véanlo y júzguelo usted mismo, amable lector: https://youtu.be/CsucCq0_HMA


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1 comentario en “La Ignorancia de Nosotros Mismos”

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