El Nahual siempre insistía en que era importante que encendiésemos el fuego de la ceremonia antes de que bajase el Sol, antes del anochecer.
– “Hay que captar la atención de los espíritus del día, de los guardianes del Sol” … nos solía decir con frecuencia… “Encender el fuego antes que anochezca, es una manera de invitar a estos aliados del mundo invisible a que se queden con nosotros a participar de la ceremonia… esto es lo ideal. De lo contrario no es que algo particularmente malo o negativo sucederá, pero en cierto modo sería como celebrar una fiesta sin la presencia de nuestros invitados de honor. La celebración del rezo se sostendrá bien de todos modos, pero simplemente será diferente.”
Aquella tarde había llovido mucho, y la madera se había humedecido bastante. A última hora tuvimos que salir a caminar por el bosque en busca de más hojarasca seca para encender al abuelo fuego. Por esta razón y por otra serie de inesperados “contratiempos” que se habían presentado ese día, acabamos encendiendo el fuego ya en horas de la noche.
Aun así, el abuelo fuego lucía majestuoso y poderoso como siempre. Sus llamas iluminaban todo a nuestro alrededor, y al cabo de unas horas las piedras para el Temazcal ya se habían calentado lo suficiente. Ya mostraban esa impresionante apariencia de lava sólida, vestidas con el brillo color rojizo amarillo que las pintaba de poder.
No era la primera vez que encendíamos el fuego en la noche por estar atrasados, pero aquella noche una sensación de inquietud, duda e incomodidad rondaba mis pensamientos. Había sido una tarde particularmente cargada de una sucesión de eventos que nos habían interrumpido bastante todo lo relacionado a los preparativos para la ceremonia.
El Nahual pareció percibir mi incomodidad y mientras contemplábamos el fuego antes de entrar al Temazcal, tomó la palabra:
“Hoy tuvimos muchos obstáculos y dificultades durante nuestros preparativos…
Sin embargo, ¡aquí estamos! …
y hemos logrado que el abuelo fuego se levante con la fuerza necesaria para continuar con nuestro rezo. En el sendero de estas ceremonias, el trabajo con los elementos nos muestra una y otra vez, que las cosas no siempre van a darse como uno quisiera.
No podemos luchar contra los elementos y sus circunstancias para imponerle nuestros deseos, sino que debemos aprender a templar nuestro carácter ante el desafío de lo inesperado. En las demás facetas de la Vida es exactamente igual. De ahí que ésta sea una de las lecciones más importantes de estos caminos, una medicina que debemos saber apreciar bien.
Los llamados desaciertos, los obstáculos, los contratiempos y hasta las tragedias … en fin todas esas situaciones desagradables y dolorosas que aparentan sacarnos de curso, en el fondo son una oportunidad radical para ejercitar nuestra fuerza de voluntad por medio de la atención.
Las cosas son como tienen que ser, y cada desenlace trae su propia enseñanza. La clave está en cómo empleamos nuestra atención ante este tipo de eventos. Si concentramos la atención en lo que creemos que debió haber sido, estaremos desperdiciando toda nuestra energía en la victimización, y perderemos la bendición escondida detrás de ése desafío. Pero si concentramos nuestra atención en hacer lo mejor posible en cada acto, poniendo todo nuestro esfuerzo en hacer nuestra mejor parte dentro del gran esquema de las cosas, habremos cumplido con nuestra encomienda de manera sagrada. El resto no depende de nosotros, porque no podemos controlar los designios de las fuerzas que rigen la vida y la muerte.
Éste es el fundamento del camino del guerrero espiritual; concentrar la fuerza de voluntad en un accionar que no deja cabida a lamentaciones, sino que moviliza toda su capacidad hacia la encomienda que haya que realizarse, así nomás y sin mirar atrás. Es un acto sagrado y radical que implica una toma de conciencia plena de nuestro lugar y nuestra responsabilidad en el entretejido de las fuerzas que rigen el destino de los seres humanos.”
Sus palabras calaron hondo en todo mi Ser. Eran conceptos de los que él había hablado en otras ocasiones, pero había algo en el modo en que había articulado la enseñanza en ésta ocasión, que de alguna manera había abierto dentro de mi Corazón la comprensión y el entendimiento.
Mientras miraba el fuego recordé todos los “contratiempos” que habían caracterizado ése día… y de pronto y súbitamente me di cuenta que, de no haber sido por esa cadena de eventos no deseados, no habría tenido la dicha de experimentar la revelación que sentía en ese momento. Respiré profundo y pensé en tantas cosas sobre mi vida personal, en las altas y bajas que las circunstancias manifestaban de diferentes maneras en distintos momentos … sin embargo sentí desde muy adentro de mí, que contaba con ésa fuerza de voluntad para enfrentar con valentía y heroísmo, cada desafío como una bendición.
– “ Aho!! “ …se escuchó a la distancia…. era ya el momento preciso de entrar al vientre de la madre tierra, a sudar en el Temazcal.
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El abuelo fuego, siempre responde a la energía de los hombres y mientras más fuerte y luminosa es, la energía del hombre se fusiona a la energía del abuelo fuego y todo fluye mejor y hay una mejor purificación espiritual, ahooo!