Le pregunté a un abogado experto en derecho indígena, el mixteco, Dr. Francisco López Bárcenas, si es correcto decir usos y costumbres a la forma ancestral que tienen muchas comunidades anahuacas y campesinas de organizarse. Me contestó que es una forma peyorativa y poco significativa.
El punto es que la sociedad dominante no acepta, desde hace cinco siglos y hasta la actualidad, la existencia de una civilización milenaria que alcanzó niveles muy altos, mayores que los de la Europa del Siglo XVI, en cuanto a calidad de vida y nivel de vida para todos sus habitantes, y tal vez mayores a los actuales. Para seguir tratando de sostener que la invasión-conquista-ocupación-explotación-depredación, fue un acto humanista y civilizador, ha sido necesario hacer pensar al invadido-colonizado, que el descubrimiento y la conquista, fue lo mejor que les pudo suceder. El discurso es que fue dolorosa, pero necesaria la conquista. Y que, no puede existir las culturas de la civilización del Anáhuac, porque es un símbolo de retraso y primitivismo.
Por todo esto, las formas ancestrales de organización, como es la democracia participativa del Anáhuac, que es la más antigua democracia en funciones del planeta, debe ser negada y menospreciada. Por ello, al milenario derecho tolteca, la cultura dominante-necolonizadora, le llama despectivamente, usos y costumbres, la tacha de atrasada, primitiva y que atenta contra los derechos humanos. El mandar obedeciendo, en el que la comunidad tiene la responsabilidad de gobernar y las autoridades obedecen, haciendo cumplir los acuerdos de Asamblea, resulta inadmisible para la democracia representativa de los partidos políticos financiados por los dueños del dinero. Argumentan peyorativamente la gente de razón que los anahuacas son cerrados.
Este es un problema mucho más profundo, que el de la cerrazón de las autoridades indígenas. Es justamente el choque de dos civilizaciones. La milenaria y ancestral, contra la cultura moderna neocolonial impuesta. Cuando le conviene a la cultura dominante exige que se cumpla la ley, hasta sus últimas consecuencias sobre los pueblos anahuacas. Sin tomar en cuenta, que, en la cultura dominante moderna neocolonial, ni los Artículos más importantes de la Constitución Mexicana se cumplen, como el de que el salario mínimo sea suficiente para satisfacer las necesidades del ciudadano, o en otro aspecto, no se atiende el cáncer de la corrupción, los feminicidios, la seguridad, o el respeto al voto, etc.
Para el derecho tolteca del Cem Anáhuac, que es milenario y no centenario como el de la cultura dominante (lo que es primero en tiempo es primero en derecho). Para el derecho tolteca es primero la comunidad que el individuo. El derecho individual no puede estar por encima del bien común, porque pone en peligro a la mayoría. Esta es la razón por la modernidad hace del Capitalismo su razón de ser, es decir, la iniciativa privada por encima del bien o interés común.
No se puede y no se debe, juzgar el derecho tolteca ancestral, desde la óptica eurocéntrica-capitalista-moderna. Se debe respetar la norma ancestral de que el interés de la comunidad está por encima del interés privado o individual. Por eso las trasnacionales y las grandes corporaciones de los criollos en México, están muy por encima del ciudadano. No pagan impuestos, están por encima de la ley, tienen territorialidad, etc.
Cuando en una comunidad, donde se ejerce el derecho tolteca ancestral, se castiga o sanciona a un ciudadano, es porque está atentando contra el bien o interés comunitario. El derecho comunitario está por encima de los derechos humanos del individuo. Así han vivido por MILENIOS las comunidades ancestrales anahuacas y por ello se debe respetar, no solo su DERECHO, sino lo que es más importante LA FILOSOFÍA DE SU CIVILIZACIÓN. Descolonizar es dignificar.