Crisis global
A partir de un estudio matemático de la evolución del Universo desde el Big-Bang, los investigadores descubrieron una pauta logarítmica que cronometra las grandes crisis. La humanidad se enfrenta hoy a una singularidad histórica sin precedentes que implica una elección inteligente para no autodestruirse. (1)
El historiador Akop Nazaretián define la pregunta crucial de nuestro tiempo: ¿Está hoy la consciencia en condiciones de encontrar nuevos significados, sentidos y valores que nos permitan superar toda forma de violencia y discriminación, para proyectarnos a un nuevo estadio evolutivo de alcance cósmico? (2)
Luego del desarrollo unilateral del conocimiento y la tecnología, el apogeo del ego y el narcisismo humanos ha desembocado en una explotación irracional del entorno propagando un sinnúmero de valores falsos.
A pesar de todos los acontecimientos superadores, la vida humana sigue desenvolviéndose con proyecciones sombrías.
Muchas voces se escucharon, y se escuchan, pues hace décadas que sabemos que la situación es crítica. No podemos seguir mirando hacia otro lado.
Lo que ya ocurrió ¿no es suficiente? El 2020 nos enseñó bastante. La naturaleza nos muestra hasta qué punto estamos conectados: lo que le pasa a uno afecta a todos. Si no despertamos ahora será tarde.
Los sistemas de gobierno se desmoronan, no hay líderes responsables ni claros, los valores del consumo y el individualismo ya han mostrado su límite. Es la hora del cambio.
¿Será posible revertir las tendencias negativas? ¿Podremos responder al desafío y abrirle las puertas al futuro? ¿O deberá la Naturaleza presionarnos más para que no nos borremos a nosotros mismos de la superficie del globo?
¿Hasta cuánto vamos a estirar la cuerda?
Cambio de actitud
Innumerables signos nos lanzan a la cara su explícito mensaje. El planeta está exhausto, miles de personas dilapidan alimentos mientras millones padecen hambre, cambio climático, catástrofes, nuevos virus que mutan… ¿Y nosotros seguimos interesados en nuestra satisfacción personal en medio del caos? ¿En cómo salvarnos o lucrar?
¿Qué estamos esperando?
¿No nos damos cuenta?
Somos parte de un sistema único, un mecanismo perfecto que tiene sus leyes. Debemos construir una relación nueva entre nosotros a partir de un principio integrador.
No tiene sentido seguir echándole la culpa a los medios de comunicación, a los malos gobiernos, al post capitalismo o a la trans modernidad.
Y cada uno de nosotros, ¿qué? Nos vemos como víctimas: inocentes, salvos. Pero nuestra percepción está errada. Porque nuestro egoísmo personal aporta una gota de veneno al sistema general del cual formamos parte.
A ver, pensemos. Mirémonos frente al espejo de nuestra propia alma. ¿No soy yo mismo un egoísta desatado? ¿Acaso prefiero a alguien más además de mí?
Sí, por supuesto, me ocupo de mis seres cercanos. Pero ellos no son más que mi egoísmo ampliado. Ellos no son “los otros”, ellos siguen siendo la proyección de mí.
Los otros son los otros, los que están más allá de mi frontera perceptiva. Los otros son la humanidad entera que me está esperando.
Sólo tiene el grosor de un cabello la distancia entre la separación y la unión de los seres humanos. ¡Es solo un paso!
De la hostilidad a la cordialidad, de la competencia a la colaboración, del desprecio a la aceptación. ¡Están muy cerca!
Y no se trata de que lo hagan los gobernantes, los líderes mundiales, los políticos. Nada de eso. Todo este asunto se trata de mí, de revisar mi miopía. ¡Soy yo el que está sentado en el banquillo de los acusados!
Es urgente revisar las bases de nuestras relaciones mutuas. Ya no se trata de regímenes políticos. Necesitamos encaminarnos hacia una conexión más amorosa entre los seres humanos. Se trata de un cambio en nuestra actitud de base.
En este período de crisis la buena conexión entre nosotros es la meta que transformará el caos. Es el nuevo orden del mundo, la realización del nivel humano.
[1] International Big History Association: https://bighistory.org/
[2] Akop Nazaretián: 2016 Futuro no lineal:Megahistoria, sinergética, antropología cultural y psicología en la pronosticación global. Buenos Aires: Suma Qamaña.
Leer Artículo de Roberto Pitluk: