En este artículo hablaremos un poco de los cuestionamientos que surgen frente a la proliferación de contenidos en internet generados por Inteligencia Artificial.
En un momento en donde la tecnología y las inteligencias artificiales predominan como generadoras de contenido en internet, la creatividad humana (recalco humana) está en una encrucijada. ¿Será posible mantener la originalidad en un medio ambiente donde abundan los algoritmos? Es momento de hacernos esta pregunta.
Las IA han demostrado que pueden producir música, escribir poesía, redactar artículos, diseñar imágenes y videos, gracias a su capacidad de analizar datos y reconocer patrones. Hoy en día, la diferencia entre un contenido nacido de un ser humano y otro que surge de la inteligencia artificial, se desvanece cada vez más.
Una de las diferencias clave radica en la capacidad humana de conexión emocional y de introspección (el espíritu humano). A diferencia de las IA, los seres humanos experimentamos emociones complejas y tenemos experiencias de vida únicas que forman nuestra capacidad de crear. Nuestros pensamientos, sentimientos y experiencias se entrelazan en la creación de algo auténtico y significativo.
No obstante, parece que cada vez más nos volvemos insensibles y faltos de conexión al estar en la red. Todo se ha vuelto más frío, inmediato, a veces vacío y automatizado, y lo más escalofriante es que esto lo trasladamos a la vida real. ¿Será que hemos llegado al punto en donde simplemente actuamos robotizados? ¿Somos tan predecibles los humanos? ¿Esto surge de nosotros naturalmente o es inducido?
Si tú le preguntas a cualquiera de estas IA si la creatividad humana puede ser replicada, te responderán tajantemente que No. Ahora, podemos estar todos de acuerdo con ello, pero, la cuestión aquí es nuestra incapacidad de diferenciar lo que viene de ellas y lo que viene de alguno de nosotros. Si cada vez notamos menos las diferencias, ¿más que el incremento de la inteligencia de estas tecnologías, es la disminución de la nuestra?
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