Olvidando el Corazón del Asunto
Platicando con Octavio (un buen amigo, sabio y estudioso), llegamos al punto de mencionar que, a veces, en nuestro afán de experimentar una vida más coherente y de mayor gozo, entramos a disciplinas, filosofías o metodologías para desarrollarnos “espiritualmente”, que parecen intrincadas, complejas, con necesidad de memorizar y comprender toda una serie de tecnicismos, que precisamente son los que nos atraen a quienes “le metemos mucha mente” (frase dicha por mi buen amigo). Y, durante el proceso de estudio y práctica (a veces durante años), es fácil olvidar el corazón del asunto, y sumergirnos en una serie de conceptos que nos alejan del objetivo final, pero bien encantan a nuestros egos.
Las Premisas Espirituales
Si bien, las premisas de estas cosmovisiones coinciden en la sabiduría de ser conscientes de que Dios o la Divinidad no está fuera de nosotros, y por ende, debemos revelarlo. Y que el destino final es la unión; sentir, pensar y actuar en función de ello, como el maestro Jesús lo dijo: amarás a tu prójimo como a tu mismo; o Buda, Si no cuidamos de los demás cuando necesitan ayuda, ¿quién cuidará de nosotros?, o la premisa cabalista acerca de relacionarte con Dios a través de tus semejantes , nuestros egos, ávidos de energía y atención, nos hacen presas fáciles para desunirnos más y actuar como si ese conocimiento nos perteneciera y diferenciara de los demás: tú no sabes, yo sí sé.
Pirotecnia para el Ego
Todas estas cuestiones intrincadas y complejas pertenecientes a diferentes disciplinas espirituales, si no las encausas y te aseguras de que confluyan con las premisas, es sencillo que se conviertan en pirotecnia que deslumbra, capta tu atención, pero que su ruido solo te distrae del objetivo. Cuando nos percatamos de esto, aunque cueste hacerlo y duela (pues aparenta que has perdido tiempo y energía), entramos en una fase de contracción, retorno a lo esencial, resguardo o vacío. Es decir, el lado opuesto del péndulo, tras haber hecho movimientos expansivos y de recaudación de luz. Todo fuego artificial deja a su paso el cielo oscuro y muchas veces una estela de humo.
Si es Espiritual, es Sencillo
En ese momento, recordamos la frase surgida del taoísmo: si es espiritual, es sencillo. Encontramos esa calma momentánea, que en algún tiempo se irá, pues a veces confundimos que entre estos dos estadios debemos definirnos. Pero, no es así; lo único constante es el movimiento, la oscilación entre ellos, pero, al regresar al punto expansivo, tras haber realizado la «chamba interior», podemos hacerlo con mayor orden y consciencia.
Encarnar el Conocimiento
Entonces, si todo lo que buscamos o nos busca y aparenta que lo encontramos, va filtrado por la premisa de unión, como es el amor y la consciencia, podemos estar a salvo. Y de aquella plática, con mi buen amigo, me quedo con lo siguiente: para aquellos que tenemos mentes muy activas y con alta tendencia de llevar energía a esa dimensión, podemos, como dice el dicho: darle su banana al chango para que se entretenga. Estudiar, leer, tratar de comprender, reflexionar, etcétera, pero siempre con los filtros bien puestos y con un gran letrero de luces neón que diga: Encarna el conocimiento.