En la publicación anterior (https://proyectocaban.com/refugiarse-de-la-adversidad/) hablábamos sobre el refugio que podemos encontrar en el amor, la conciencia y la energía del colectivo. Sin embargo, hay algunas actividades que pueden resultar de gran utilidad en el día a día, ya que favorecen el brillo de nuestro corazón, que la mente se abstraiga de las tinieblas que corroen el mundo; y benefician la creación de una realidad menos adversa mientras llega el momento de abandonar la prisión. No pretendo descubrir el agua tibia con esta publicación. Mi intención es recordarte lo que ya sabes, o bien reforzarlo y realimentarte de manera positiva a fin de impulsarte a que tomes acción en aquello que beneficia tu estado interior y es consistente con el objetivo de salir de aquí.
Vincularse con la naturaleza
La primera herramienta, y quizás la más importante de todas, es desconectarse del mundo y conectarse con la naturaleza. No es necesario profundizar demasiado en esto, es una obviedad. En todo caso considero importante reenfocar la visión que se tiene sobre el acercamiento con la naturaleza en estos tiempos. Más que un contacto, se sebe buscar establecer una conexión, de intentar tender un puente con seres vivos de otras especies cuya naturaleza es el amor y que están atravesando el mismo proceso que nosotros: también son acosados y lastimados por la oscuridad, y sí, también están haciendo lo que pueden para salir de aquí. Este ya no es lugar para ningún ser que se identifique con la luz.
El humano en su infinito egocentrismo, percibe a la naturaleza como una parte más de la escenografía de la película de su vida, o peor, la utilizan como bandera para aparentar ser alguien que no son, para ser aceptados en determinados grupos sociales o para obtener favores políticos, económicos y fiscales.
Una persona consciente entiende que puede (o debe) establecerse un vínculo con los seres de la naturaleza. A diferencia de muchos humanos, no solo sienten, también tienen conciencia y viven el amor de formas inimaginables. Vincularse con los maravillosos seres que forman parte de la naturaleza implica humildad, sensibilidad y conciencia. El aprendizaje es infinito tanto para ellos como para nosotros, y los beneficios también, ya que ellos son grandes cómplices para dar y recibir amor del más limpio, genuino y puro que existe. Y como en todo vínculo que se establece desde el amor, resultan fundamentales el respeto, la afectividad y la constancia, pero, sobre todo, acercarse sin dudas, confiando en que cuando das amor desde la conciencia y sin expectativas, se recibe y corresponde de igual manera.
La naturaleza nunca deja de sorprenderte cuando te vinculas con ella. De pronto comienzas a ver florecer árboles secos, animales que muestran conductas sorprendentes, ecosistemas que “renacen” o se embellecen, y un sin fin de manifestaciones de abundancia y del amor de la naturaleza. El mundo puede estar de cabeza, pero cuando sintonizas tu corazón en esta frecuencia, te sales de los dominios de la oscuridad y construyes una realidad proporcional a tu esencia.
No necesitas vivir en el campo o en un entorno rural. Puedes generar un vínculo con una planta en una maceta, con el árbol que vive en la acera de tu casa, con un cuarzo en tu escritorio o los pajaritos que se acercan a tu balcón. Tratarlos con amor, alimentarlos, procurarlos, cantarles o simplemente agradecerles su compañía, que armonicen tu entorno y te compartan su energía, es algo que te renueva y te obliga a bajar la barrera con la que proteges tu corazón del dolor inherente a la vida en este plano.
Actívate físicamente
Es de dominio público que hacer ejercicio te beneficia a nivel físico y mental, pero en lo energético también suma al proyecto de salir de la prisión, básicamente, porque al cuidarte y procurarte practicas el primer principio del amor, el amor a ti mismo, y porque movilizarte es clave para no estancarte en la oscura brea energética que se esparce en el planeta.
Cualquier actividad física que te guste o que te sea posible realizar entra en esta categoría. No se trata de competir, ganar medallas y tener un cuerpo escultural, eso es ego en su estado más puro. Se trata de darse tiempo a uno mismo, de tratarse con amor y, sobre todo, de superarse desde la conciencia al salirse de la nociva zona de confort que ata directa o indirectamente a la oscuridad.
Al realizar esa actividad en un entorno natural el beneficio se multiplica, tanto a nivel físico como energético. El cuerpo energético crece y se fortalece cuando realizas actividades que te benefician, cuando te enfrentas a tus miedos, a tu flojera, a tu ego, al concepto negativo que tienes de ti mismo, a las creencias que te limitan, cuando superas la tentación de preferir lo cómodo… La actividad física y la práctica de algún deporte te devuelven la confianza en ti mismo, fortalecen tu autoconcepto y son una fuente de enseñanza cuando se realiza desde la conciencia y sin ninguna expectativa más allá de establecer un vínculo con uno mismo fundamentado en el amor propio.
Esto es lo que nos abrirá la puerta para salir de aquí. Elegir una vida sedentaria es muy parecido a un suicidio. El autodesprecio se manifiesta de muchas maneras y una de ellas es vivir estancado. Una persona que se estanca en la negatividad, el estrés, la ansiedad, la victimización, los pretextos y la auto conmiseración, termina pudriéndose. La inactividad es un veneno que carcome por dentro. Por lo tanto, ponerse en acción implica salirse de ese lugar en el que nos puso la oscuridad y al que cada quien termina encadenándose por gusto, por costumbre o por comodidad. ¿Cómo pretender salir de este plano si ni siquiera se es capaz de quitarse el grillete para salir a caminar un poco?
Llénate con expresiones artísticas y actividades creativas
Si bien la oscuridad se ha cargado al arte por sistema desde el siglo XVII, aún persisten expresiones artísticas que fueron creadas desde la luz. No pretendo discutir qué es arte y qué no es cuando yo mismo lo ignoro. Prefiero centrarme en hacer un llamado a las personas conscientes a que se permitan sentir en su corazón la energía que emana la expresión artística de su gusto y preferencia personal.
Nótese que no me refiero a disfrutar de un tema musical, una obra de teatro o una pintura. Es evidente que el disfrute hace brillar el corazón. Se trata de ir más allá y que te permitas percibir la energía que hay en la obra sin caer en la trampa de etiquetarla, juzgarla, compararla e incluso tratar de describir lo que te hace sentir. Lo que te pido es que sientas con el corazón sin que interfiera la mente con todos sus programas.
Una nota, un color, un gesto, una perspectiva, una palabra, un personaje o incluso un detalle técnico, pueden hacerte vibrar hasta lograr que despiertes partes de ti que no tenías ni idea que existían. Pero para que eso sea posible es indispensable que te sitúes en tiempo presente, abras tu corazón y te permitas sentir sin la mente. ¿Cómo se hace eso? Sin preguntar, solo haciéndolo. Es la mente quien necesita un método o una estructura, no tú.
Cada momento, por corto o prolongado que sea, que estés expuesto en conciencia a expresiones artísticas, es tiempo que estás en ti. Son momentos de vinculación con tu ser a un nivel muy profundo. Los estímulos físicos, emocionales y energéticos que captas a través de la energía de la obra y su creador o intérpretes, son el vehículo ideal para ponerte en contacto con tu esencia y recordarte quién eres cuando no eres tu mente.
Vivir entre naturaleza y expresiones artísticas es el mejor analgésico y antidepresivo que conozco. Cualquiera puede integrar a su espacio y a su rutina estos dos elementos. No necesitas ni un gran espacio ni una jugosa cuenta de banco. Solo necesitas conciencia, sensibilidad y disposición, el resto viene por añadidura.
Y si, además, te animas a explorar tus cualidades creativas, mejor aún. Y aclaro, no tienes que ser un artista para encontrar tu expresión creativa, todos los seres vivos la tenemos. El problema es que está dormida o reprimida. Hallarla, despertarla y trabajarla es una labor muy enriquecedora, ya que te conectas con tu energía femenina (seas mujer u hombre), la rescatas, la sanas y la expresas a través de actividades que elevan tu vibración como pocas cosas. Dibujar, cantar, bailar, escribir, declamar, actuar, pintar, esculpir o cualquier otra expresión de tu creatividad, debería formar parte de tu cotidianeidad, o al menos de tu tiempo de ocio. Incorporar a tu rutina estos hábitos de “higiene energética”, ilumina cualquier oscuridad que pretenda acecharte y mantiene encendido tu corazón.
Permítete volver a ser niño de nuevo, cuando no tenías tanto prejuicio y creencias negativas que ni siquiera te pertenecen. Cuando pequeño solo hacías las cosas, no te preguntabas si estaban bien o no, si alguien te juzgaría o te premiaría, solo lo hacías y eras feliz. Esa parte de ti es la fuente de donde proviene la confianza en ti mismo de la que careces en la adultez. Déjala fluir sin expectativas. Son éstas las que arruinan todo. No importa si tu postura, tu afinación, tu interpretación, tus versos o tu técnica no son perfectas. No estás concursando ni compitiendo, esas son demandas que surgen del sistema introyectado en la mente humana. Simplemente hay que ser y disfrutar lo que se hace tal y como lo hacen los niños, sin método, estructura ni exigencia. Explora en libertad, deja salir lo que hay en tu corazón y fluye en paz. Que el disfrute sea una constante y la luz ilumine tu interior y tu entorno en tanto llega el momento de regresar a casa.
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