«Ilumina a su paso, y consume en sus brazos,
llamaradas enteras, sollozando despacio.
Y en su desastre finiquitado, regresa a renacer.
Así el sol, el destructor sigiloso, fue nombrado… En su amanecer.
El humano, en su afán de demostrar, y ser al mandamás igualado.
Se encuentra ahora inverso, creando, y ya terminado, derrumbando.
Y miro sentado en el universo,
mientras de la pena con la luna converso.
Y así el humano, el destructor desesperado,
Se enorgulleció estúpidamente, al así ser nombrado.»
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