El universo es consciencia y energía. Lo hemos comentado: la energía es la arcilla y la consciencia son las manos que la moldean. También hemos hablado del proceso que forma la manera en la que interpretamos gran parte de la vida: Un estímulo externo nos genera pensamientos, que, a su vez, nos generan emociones, para darnos la actitud o la manera en la que actuamos en la vida.
Podemos percibir que en estos tiempos ha subido la intensidad de los estímulos energético-emocionales. Muchos sienten amenazas de seres energéticos, demonios, extraterrestres, etc. Otros más, se sienten protegidos por ángeles, hadas, seres de luz, y demás.
Hay algo común en estas dos interpretaciones, de lo que se posa más intensamente en estos tiempos sobre la humanidad: Nos sentimos a merced de algo externo, que al parecer determina nuestra realidad.
Así que mucho tiene que ver con el proceso de interpretación (estímulo, pensamiento, emoción, acción). Sin importar que sea un estímulo que percibamos positivo o negativo, estamos siendo determinados por algo externo, por una consciencia o fuerza más allá de la nuestra, que nos pretende crear la realidad.
Podemos concluir que en esta ecuación hay un factor fundamental: La Identificación. ¿Con qué conectamos?, ¿qué aceptamos en nuestra realidad?, ¿nos sentimos cómodos siendo condicionados por algo externo, más allá de que sea percibido positivo o negativo?
Si la finalidad de la búsqueda es la libertad de ser, ¿se puede llamar libertad, decidir entre blanco y negro, bueno o malo?, ¿estar determinados por la dualidad a través de sus estímulos?
Más allá de los seres de luz o de los seres de la oscuridad, somos nosotros los protagonistas de nuestra existencia. Nuestros tiempos abren un portal, un paradigma: es posible la neutralidad. Ser el actor principal de nuestra vida. Utilizando nuestro más evidente poder: La voluntad. El libre albedrío.
Darle un adjetivo o un juicio a los estímulos que percibimos, es identificarnos. Tomar un ancla y a su vez las consecuencias. En medio de tanto movimiento energético, parece la solución no identificarse con lo externo, por más difícil que parezca. Tomar la energía de cualquier naturaleza (positiva-negativa), es asumir nuestra interacción con la opuesta.
Neutralidad. Por más difícil que sea. Los estímulos y esas fuerzas siempre han estado ahí, en función de nuestra experiencia. Y esto se logra con la consciencia de los pensamientos y emociones que nos perteneces y los que no. La autoobservación constante.
Quizá ahí radica la evolución de la experiencia humana, llegando al punto que nos permita vivir con otras interpretaciones, y así recobrar nuestra verdadera esencia: Un ser explorador sin juicios, navegando en las profundidades del cosmos y de la creación.